miércoles, 21 de febrero de 2018

DEMOCRACY IN AMERICA - Romeo Castellucci

Democracia en América
de Romeo Castellucci 
secuencias e imágenes libres del libro "Sobre la Democracia en América" de Alexis de Tocqueville.
25 de enero de 2018, Francia, en idioma italiano, con subtitulado en francés y sobretitulado en inglés.

"Esta obra no es tanto una reflexión sobre la política, sino sobre su final", escribe Romeo Castellucci,  respecto de su nueva obra "Democracy in America". La pieza comienza en un punto de inflexión histórico para el mundo occidental: la fundación de los Estados Unidos de América, el proyecto de utopía de la Europa colonial sumado a reflexiones sobre "De la démocratie en Amérique", de Alexis de Tocqueville, publicado en 1835 en dos volúmenes.
De Tocqueville, un colonialista convencido, describió en su texto no solo el sistema político recién fundado del espíritu del puritanismo y la idea de la igualdad evangélica de los individuos, sino que también sustentó la visión política de su época y celebró la renovación fundamental de la democracia representativa. .El realismo blanco, sin embargo, fue apoyado por sentimientos difusos, motivados por la religión. Sus propias crisis, desde la tiranía de la mayoría, el populismo y la contradicción entre el interés colectivo y la libertad individual hasta el destino de los explotados, ya estaban anticipadas al principio. Sobre todo, la democracia estadounidense constituyó una ruptura con Atenas, la idea griega de democracia y su hermana catatónica social y política, la tragedia. Castellucci sigue el ejemplo de De Tocquville y va con "Democracy in America" hasta incluso antes de la política, diría que va al nacimiento de la tragedia y un rito olvidado, un rito que todavía no tiene nombre. Un rito en el que el teatro puede renovar su función original como un reflejo necesario y al mismo tiempo sombrío del campo de batalla de los enfrentamientos políticos y sociales.




Elisabeth se arranca la camisa. FOTO: GUIDO MENCARI

Las cuatro patas de un caballo cuelgan desde la parrilla y se retuercen salvajemente en el aire. Son partes perfectamente construídas y accionadas por motores que cuentan la historia de un esquema desgraciado, desgarrador... Un movimiento sin sentido porque todo lo demás, cuerpo, cuello y cabeza,  faltan.  Elisabeth, puritana y casta, desgarra su ropa y deja el pecho desnudo al igual que San Sebastián esperando las flechas que le darán muerte. Un rectángulo rojo que se hunde en el escenario y  reaparece detrás de la sombra de una envoltura de plástico y lo transforma en una pintura de Rothko. El teatro, el escenario, una pintura, una instalación, un ritual de proporciones arcaicas puesto en movimiento con una sucesión de imágenes que encierran toda la historia del arte y nuestra propia memoria visual para que hilvanemos nuestra percepción personal del mundo. Luego de dos producciones nada exitosas como fueron  "Hyperion, cartas de un terrorista" y "Edipo tirano", Romeo Castellucci  parece recomponerse de los destrozos creativos que suele causar el éxito a gran escala y vuelve con un tema que aunque pareciera únicamente sumergirse en la historia de los Estados Unidos de América, toca de manera impiadosa al público europeo, no sólo en su pasado sino en su actualidad. 
Las imágenes y el sonido, no intentan para nada rearmar la historia  para mostrar al cabo de ello y como se esperaría, la pregunta seguida de la respuesta a la obviedad de "¿cómo es posible que la democracia americana llegue hoy a Trump?", sino que Castellucci sólo plantea fragmentos que relatan todo lo que el "american dream" reprime y oculta y se sumerge entre la voluptuosa liviandad del deseo y la crueldad ascética de lo humanamente real.
La obra comienza con una meditación sobre la duda de la exxistencia de Dios, de manera muy clásica, muy convencional y muy teatral. Dos colonos vestidos con ropas castas y de cuello alto han podido extraer solo una cosecha de papa grotescamente pequeña de su tierra estéril y dudan de la misericordia del Señor. Tienen nombres bíbblicos, Nathaniel ( Regalo de Dios) y Elisabeth (Juramento divino). Nathaniel trabaja con su azada en las tierras de cultivo al mismo tiempo que el cultivo y la tierra van desapareciendo. La tierra oscura da paso al arte, naturalmente: blanco, tan blanco como el realismo. Y luego, Elizabeth confiesa a su marido que, por desesperación, se entrega a la blasfemia como a una droga. Tal vez el diablo entró en ello, creen, como lo sugiere el diálogo convencional y conservadoramente organizado.
 ¿Entonces?,¿la ruptura de la fe de Isabel es la entrada al debate sobre el tema central en Tocqueville, es decir, la fundación de la democracia estadounidense como una enseñanza moral colectiva, traída por puritanos estrictamente religiosos al nuevo continente? Claramente la pregunta permanece sin respuesta, es más, no se trata de eso, como ocurre regularmente en el teatro de imágenes asociativas de Castellucci, donde lo visible domina y coloca al lenguaje y sus líneas de razonamiento rigurosas en un lugar secundario, para que seamos nosotros, el público, quienes le demos cierre al relato y al rompecabezas. Romeo Castellucci no impone pensamiento, tampoco saca conclusiones o enseña, sólo saca a la luz el pensamiento individual del público.
Colono Nathaniel, cultivando.FOTO: GUIDO MENCARI


Una lámina ligeramente granulada se mueve frente al proscenio y transforma las diversas escenas grupales en imágenes de sueños. Como suele suceder, Castellucci disuelve la profundidad del escenario en una imagen bidimensional. Son imágenes de puritanos con altos sombreros negros, que acosan a Elisabeth. Escenas de danza folclórica con vestuarios cambiantes que se van alejando de los modelos estadounidenses. Los años y las palabras se proyectan en la gasa, por ej. "1854 Kansas - Ley de Nebraska" o "Jimmy se quebró el brazo al caerse del árbol"  y hasta aparece un pequeño auto y se estampa. Imposible relatar con línea argumentativa una obra de Romeo Castellucci. Es una fiesta para los ojos. Imágenes realmente alucinantes en las que de una forma u otra siempre estamos presentes. 

FOTO: GUIDO MENCARI

 Finalmente, después del drama, la narración y la coreografía, el escenario se convierte en un lugar para las instalaciones: un palo brillante se une a un brazo mecánico que se mueve y establece el ritmo con movimientos espasmódicos y divertidos. Tubos interconectados flotan armónicamente y se desplazan con un sonido ensordecedor, como si se tratase de un móvil gigante. Ahí es que se desata la maquinarria del pathos como una pesadilla para la mente, que siempre quiere arreglar todo en narración y lógica. Evidentemente, Castellucci propone ver todo con humor, como  se hace notorio con el elenco desfilando en largos tapados militares, llevando banderas con una letra y formando palabras en constelaciones cada vez más insólitas.
FOTOS: GUIDO MENCARI

El final es extremadamente teatral desde todo punto de vista. Dos indios se dicen palabras en inglés y se burlan de la pronunciación del idioma. Ahí está lo reprimido en el sueño puritano de la democracia, basado en la moralidad al mismo tiempo que se ignora el genocidio de los pueblos indígenas . La antorcha de la libertad corre a un futuro problemático. En el trayecto, los indios siguen siendo excluidos de la promesa de la felicidad tal como los "negros". Castellucci no proporciona "hechos", no protesta, sino que sólo presenta, objeta y plantea con imágenes en movimiento y bocetos filosóficos propios de un pensador escénico. Es un artista, un artista con una  sólida formación en el teatro oficial de repertorio clásico y profundos conocimientos de arte e historia del arte y sin embargo, las visiones teatrales de Romeo Castellucci no necesitan de eruditos, su mirada profundiza en la psique colectiva.


https://vimeo.com/224105576

https://youtu.be/sexXQZmxuGs


Equipo artístico y elenco
Dirección, escena, iluminación y vestuario: Romeo Castellucci
Textos: Claudia Castellucci y Romeo Castellucci
Música: Scott Gibbons
Asistente del dirección Maria Vittoria Bellingeri
Esculturas y mecanismos escénicos: Istvan Zimmermann y Giovanna Amoroso

Fotógrafo: Guido Mencari

Con Evelin Facchini, Olivia Corsini, Gloria Dorliguzzo, Giulia Perelli, Stefanie Tansini, Sophia Danae Vorvila, Daniela Nitsch, Bianca Anne Braunesberger, Wendy Kok, Paolina Neugebauer, Anicka Prokopova, Nadine Schimetta, Nicole Steininger, Sarah Dworak, Magdalena Bönisch, Anja Struc , Irina Mocnik, Janine Hickl