viernes, 17 de agosto de 2018

MONTARAZ en TEATRO ESTUDIO



Un cuadrilátero y un lugar para cada una sin que cada una esté en su lugar. Dos hombres por fuera de él, música y un bosque artificial en donde las cinco hermanas montaraces no cuentan con voz ninguna historia, pero sí lo hacen y hablan desde el poder de la brusquedad, la ferocidad y el arrebato de sus cuerpos. 
El lenguaje explícito de la obra,  más allá de lo políticamente correcto y las palabras y corporalidad agresivas y amenazantes que  se repiten sin pausa,  discutiendo a través de monólogos intensos y polarizando desde la ambivalencia de la llamada subcultura rap, domina a las protagonistas, desencajándolas de cualquier estereotipo de género y posibilita así visualizar esa estructura de percepción social; de esa sociedad siempre paralela que representan en nuestro imaginario las minorías, e implica con esto a las mujeres aunque no seamos reconocidas comunitariamente como tal. Precisamente, la elección del rap como lenguaje escénico y el eclecticismo del hecho teatral propuesto, en el que estilos y manifestaciones artísticas se confunden, se corren del lugar asignado y se complementan, es el medio perfecto para que las escenas se reproduzcan violentas, contradictorias, discímiles y multiplicantes en nuestras fascinaciones y aversiones individuales, porque el rap en sí, es un fenómeno discursivo comunmente desde la representación de la masculinidad, la etnia y la clase social, que interpretado aquí por cinco actrices capta hoy de manera central, áspera y aguda  el discurso sobre el género y permite desde el alcance de la representación en la normativa de ese cosmos, la pluralidad de las representaciones simbólicas entendidas por les espectadores.




Dos hombres, prácticamente ignorados, observan sin comentar y acompañan o dan ritmo a la acción desde fuera del cuadrilátero sin que ello signifique ninguna metáfora, simplemente están afuera de esa limitación espacial, de ese "ring de box" que es siempre el suelo que ellas pisan y en el que estas cinco mujeres jóvenes desatan magistralmente una ira sin respiro y sin objetivo aparente, apropiándose de una expresividad atribuida a lo masculino, al macho, que consecuentemente a eso, no les otorga salida, las acorrala y enardece,  porque esa vehemencia les impone un habla que no las incluye, son los cuerpos los que relatan más allá de cualquier escena y rompen con todo preconcepto, definición y estándar y recalcan o avisan de esa fuerza incontenible que albergan tal vez a la espera de una gestualidad y lengua que las contenga. Destrozan el binomio aprendido de fuertes y débiles y abren una paleta de posibilidades, aparecen impredescibles y se inflan como si de golpe saliesen de un vacuum ancestral que no puede detenerlas más. Una disputa permanente de cuerpo e ideología en la que no cabe más emoción que la furia, pero en donde curiosamente existe un sentido de pertenencia que nada tiene que ver con la agresión contínua ni con el rol familiar que detentan. 
Los pañuelos verdes son innecesarios en el aplauso final. Nadie que no esté contra el aborto clandestino, podría participar de este proyecto. 






Dramaturgia y dirección: Braian Kobla
Actúan: Eliana Beatriz Giommi, Natalia Maldini, Julieta Ranno, Anabelén Recabarren, Denisse van der Ploeg.
Músicos: Andrés Dillon, Francisco Raposeiras
Espacio: Sol Santacá
Vestuario: Santiago Regulo Martínez, Sol Santacá
Asistencia de dirección: Rafael Gigena
Fotografía: Pablo Jaime Eleno, Denisse van der Ploeg, Erica Voget
Video: El Pájaro Films, Pablo Jaime Eleno
Diseño gráfico: Lucía Pierini
Producción: Rafael Gigena, Denisse van der Ploeg


Esta noche y el próximo viernes últimas funciones. Entradas sólo a través de http://www.alternativateatral.com/
en TEATRO ESTUDIO, 3 entre 39 y 40, a las 22hs


viernes, 10 de agosto de 2018

"IMAGINADOS" en TEATRO ESTUDIO




La idea es muy buena.
La aclaración  publicada en las redes dice:"El espacio escénico es el campo imaginario de un autor en plena acción de escritura de sus últimos tres relatos. Los actores son, para él, entes que habitan su imaginario actuando sus relatos y re-actuando aquello que el autor decide descartar y reescibir. Esa "vida" para los actores parece ser una tortura. La indefinición de su destino, el no saber de su muerte, esperando que el autor defina de una vez por todas el final de sus relatos para poder desaparecer y dejar atrás esa angustia existencial que parece ser una metáfora de la "angustia creativa" de ese "padre" que les define el destino." 
La información es excesiva y delata las dificultades para entender el relato si se la desconoce. 
En la acción es posible percibir la intención anunciada, pero verla en la escena, no; salvo en algunos chispazos que igualmente resultan confusos dado el modo interpretativo que se eligió para contar las tres historias, lo que dificulta situar las figuras en espacio-tiempo y desaprovecha el concepto. Sin embargo, el hilo angustiante en el que se desarrolla la obra inquieta y mantiene nuestro interés en un collage de escenas en las que se desarrollan temas como el abuso, la trata, la desaparición, la avaricia y la desigualdad de clases aunque desde la obviedad y el cliché sin que ambos elementos aporten el vacío que representan esas formas previsibles, convertidos en irritación y profundidad dramática tanto en la narración como en la acción. Lamentablemente, salvo de su propia suerte, las figuras no cuentan nada de la personalidad del escritor, de su dificultad o incapacidad creativa o de su empecinamiento o arrogancia en crear un buen libro o hacer dinero con él, un libro en el que el nombre de sus capítulos ya avecina el fracaso, desaprovechando así un enriquecimiento a la dinámica del hecho; como tampoco se quedan enredados o congelados en una palabra, o una frase a la búsqueda de sinónimos o cadencia semántica, algo que haría crecer el siniestro juego de la creación en el cosmos de este autor ignoto y ahondaría y esclarecería el contenido de la propuesta. Tampoco ante cada borrón y descarte del autor se modifica la gestualidad de los personajes que se mantienen sin más modificación que la secuencia.
La sonoridad de la obra, entorpece por momentos la concentración. La regulación del volúmen de la música al incio como de la voz en algunos pasajes, ignoran la acústica y dimensión de la sala sin que eso pueda considerarse deseado. 
La intranquilidad, la ansiedad y la incertidumbre de los personajes mantiene su constante gracias a un espacio ideal que aunque no escapa a la interminable moda vintage, enmarca y da contenido a esas figuras en pena. Un living que no da a ninguna parte, al que es imposible adosarle otros ambientes, sin ventanas, el encierro. Un lugar de diálogo pero con la distancia precisa de ser simplemente un preámbulo social al interior y la intimidad real de sus ocupantes, que presenta al principio figuras a la espera, cansadas, hartas, aburridas y es lo que facilita fundamentalmente poder enmarcar e hilar el mosaico de escenas en un clima lúgrube con iluminación indecisa en la que no queda claro si los actores están a veces en sombra como propuesta, tal vez como desapareciendo de la escritura que signa su existencia o simplemente mal iluminados.
Toda obra de teatro crece en el transcurso de las funciones y en diálogo con el público y siempre las mejores funciones son las últimas porque a través de las devoluciones se va puliendo, agrandando y precisando. Siempre hay correcciones que hacer. Esta pieza ha estado en escena desde 2009 y en mayo de este año, en un reportaje a PILA, Canevaro responde a la pregunta "¿qué cambió y cuáles aspectos continúan en el proceso sobre el escenario?", lo siguiente: "-Realmente cambió muy poco. Agregamos algunos detalles que hacen que sea menos críptico el relato. Aunque sigue siéndolo, de alguna manera, a nosotros nos satisface más ahora, que con esos detalles logramos abrirnos y captar más aún la atención del público".
Lástima, la idea es muy buena, tiene un potencial infinito y cuenta con un buen grupo de actorxs. 
Karl May, un escritor alemán dijo: " El arte es algo hermoso, pero da mucho trabajo". 



Dramaturgia: José Pollo Canevaro
Dirección: José Pollo Canevaro
Escenografía: Olivia Grioni
Iluminación: Olivia Grioni
Sonido: Diego Madoery
Actúan: Federico Aimetta, Guillermina Andrade, María Laura Belmonte, Juan Pablo Thomas
Asesoramiento coreográfico: Julieta Ranno
Asistencia de dirección: Jorge Pérez
Asistencia de vestuario: Olivia Grioni
Asistencia técnica: Olivia Grioni
Fotografía: Enzo Brutti

http://teatroestudio.com.ar/