martes, 10 de julio de 2018

T4 EN LA TAE. Escribe Teresa Basile.


Teresa Basile es Doctora en Letras, profesora de la cátedra de Literatura Latinoamericana de la UNLP  y Miembro del Comité Científico e Investigadora del Centro de Teoría y Crítica Literaria (IdIHCS-CONICET). Sus trabajos abordan los vínculos entre literatura, política y memoria en las literaturas de las últimas décadas. Es miembro fundador e integrante del Comité directivo de la Red de Investigación: Violencia y representación en América Latina (VYRAL- http://www.redvyral.com/); y de la Red Académica de Docencia e Investigación en Literatura Latinoamericana Katatay. Directora, junto con Enrique Foffani, de la revista Katatay. Revista crítica de Literatura latinoamericana

Foto: Luciana Demichelis

 

El Supremo Inanidario


            ¿Cómo se puede decir, significar, proferir, argumentar sobre la nada misma? ¿Cómo se habla sobre la nada o, mejor, cómo habla la nada? ¿La nada: habla? Claro que no nos referimos a la NADA del existencialista Jean Paul Sartre ni a ninguna nada metafísica tan cara a los filósofos, sino a una nadidad con minúscula y pequeña aunque con ínfulas de mayoría y protagonismo, de ocupar la escena y proferir desde el púlpito. T4 viene a decirnos que sí, que efectivamente existe una parla inane y se propone revelarnos su índole. Para escamotear su centro vacuo (su nada) se torna potente, se desenvuelve en volutas barrocas, prolifera en cadenas interminables que juntan frase tras frase. El autoritarismo, ya lo sabemos, se disfraza de gestualidad pomposa y vocifera con elocuencia, se enuncia con los puños alzados, se pinta en carteles fluor y anuncia con trompetas su buena nueva. Precisa convencer con (sin) argumentos, grabar un lema, montar un circo con espectáculos y entretenimientos, decidir por nosotros, nos exige vestir insignias para probar nuestra pertenencia o medir nuestra identidad. Penetra en los territorios, no deja terreno libre, acosa también desde el espacio.
            Si el primer hallazgo metafórico de T4 es la invención del “Supremo Inanidario”, el segundo es el trabajo desterritorializante del espacio teatral. No hay butacas ni hay asientos ni plataformas, no hay cordeles que separen ni escaleras por donde subir a las gradas. Tampoco sabemos con certeza cuándo empieza la obra ni quiénes son los actores. En algún momento, tarde o temprano, entendemos que de eso se trata: no somos el “público” de una obra sino el “pueblo” al que se dirige el SUP IN, no los espectadores sino los ciudadanos interpelados a participar, a oír los mensajes del poder, cercados por la vigilancia de una patota y el registro de las cámaras. Finalmente, el Supremo Inanidario nos muestra su rostro, la sonrisa de un emoticón, y descubrimos que estamos inmersos en las redes sociales, sujetos a los mandatos de los medios que todo lo invaden, sometidos a un maquetado al servicio del mercado. Por algo el título T4 -que remite al programa de purificación de raza del régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial “Aktion T4”- alude a los intentos de formatear las subjetividades y controlar los cuerpos.
             La tercera metáfora que atraviesa T4 es el tránsito, el viaje, el deambular, con la constante presencia de valijas y azafatas de hermosos trajes amarillos en una suerte de aeropuerto un tanto destartalado y con cables pelados. El “viaje” habla y trabaja desde una lógica opuesta al vozarrón poderoso subido en el púlpito. Prefiere la deriva continua de las identidades trans, elije la confusión babélica de las lenguas (resumidas en los ideogramas chinos), adopta cambiantes registros de voz (por allí oímos una voz infantil emitida desde un cuerpo adulto o una voz masculina que sale de un cuerpo al que reconoceríamos como femenino) y pone a funcionar la autopercepción tal como argumenta una de las conejitas: “yo me autopercibo mujer”.
            Entre los tentáculos del habla inanidaria de los medios de comunicación, de las redes sociales o de los espectáculos montados por el poder y la deriva de las subjetividades trans que se resisten a anclarse en un lugar, en una identidad, en una lengua o en un sexo, parece dirimirse el lugar siempre complejo del sujeto en los tiempos que corren.

Teresa Basile

Foto: Luciana Demichelis 






T4
Idea y dramaturgia: Claudia Billourou
Diseño sonoro: Alfredo Calvelo
Dirección de escena: Claudia Billourou
Espacio: Gonzalo Monzón con Nadia Aguirre Martí, Anabella Muñoz Candia y Sebastian Scianca + cursos TAE de espacio escénico.
Iluminación: Sebastian Scianca con Gonzalo Monzón, Verónica Gómez Toresani y cursoTAE
Vestuario: Constanza Gómez con Magalí Amado  + curso TAE de sastrería
Visuales: Florencia Alonso
Coreografía: Gabriel Lugo Parodi y Samanta Assenti
Documentación fotográfica y filmaciones: Luciana Demichelis con curso TAE de fotografía.
Colaboración artística: Denise Diacinti
Asistencia de dirección: Maite Marcó
Realización: cursos TAE y equipo de sonido del Teatro Argentino de La Plata
Personas:
JS (Jefe de Seguridad)/ Showman: Emiliano Adrián Rodríguez González
S1 Mono Aceto
SEGURIDAD: Nadia Aguirre Martí, Nahuel Ortiz, Anabella Muñoz Candia, Luciana Demichelis(S5).
AZAFATA 1: Victoria Hernandez
AZAFATA 2: Mariana Moreno
AZAFATA 3: Florencia Zubieta
CONEJITA 1: Pupé Martínez
CONEJITA 2: Samanta Assenti
UNA CHICA CHINA TRANS CON AURICULARES Romeo Flamini
FUTBOLEROS: Leandro Torres, Gabriel Lugo Parodi
LA NOVIA: Julissa Erretegui
EL NOVIO (Carlos) Ernesto Kiare
LA EMPRESARIA: Maite Marcó
CLARINETISTA: Juan Aceto
MADRE DEL CLARINETISTA: Denise Diacinti
VOZ en OFF/ ALTAVOCES: Paula Pita Fortín
VOCES: Emiliano Adrián Rodríguez Gonzalez, Mono Aceto, Florencia Zubieta y Vera Calvelo (voz de niña).