El teatro estatal está en crisis, pero
no únicamente por la situación de nuestro
país ni el vaciamiento de los últimos cuatro años; la gigantezca disminución de
la financiación pública de los teatros oficiales no es propia del panorama nacional sino una tendencia mundial y no puede considerarse una casualidad. Enormes
recortes presupuestarios y cierres de salas en varios países indican que para los gobiernos, la escena ha
dejado de cumplir una función importante, un tema muy extenso y complejo (más con
nuestra nepótica idiosincracia) a lo que no me voy a referir por el momento. Pese
a subsistir con este viento en contra, la escena además no puede competir con
museos, cines o recitales y menos que menos con videojuegos y demás. Tampoco
debiera hacerlo.
Arrastramos el viento en contra desde larga data, en realidad,
todo se origina en una construcción político-ideológica del siglo XlX y somos
educades y adiestrades tanto política, institucional como mediáticamente para
continuar sosteniendo ese sistema de doscientos años de antigûedad.
El siglo XIX, fue en Europa una época de museos nacionales y
de arte nacional e histórico, de majestuosas salas de ópera, ballet y conciertos
convirtiendo al arte en un muestrario de supremacía política, intelectual y
cultural por sobre el resto del mundo y en un evento social de las clases
pudientes y dominantes. Copiamos su arquitectura, imitamos su elite y seguimos
el rito, imperturbables, con todo lo que eso implica política e ideológicamente sin atender la mera contradicción. ¿Quién no tiene amigues o conoce a alguien que adore
ver salones de castillos pintados con realismo escénico , lindos vestuarios,
candelabros de cartapesta o que se viste de gala para ir a un estreno, o que se pone frac o smoking para deambular entre corcheas o que se deleita con el tuteo en los clásicos? No tengo nada en contra de los gustos
personales de nadie, tampoco tengo algo frente al uso de técnicas escénicas
tradicionales si eso suma al contenido dramático de la propuesta, pero sí tengo
una postura ideológica respecto de esto y de les “albaceas” que
están convencides de respetar y hacer respetar fielmente la supuesta voluntad
de compositores y dramaturgues, muches de les cuales fueron prohibides en su momento; o sus
obras debieron esperar años para poder ser estrenadas sin escandalizar
demasiado y muches también, no importándoles
dónde situaban el argumento (Grecia antigua, Egipto a.C., Turquía, etc. ),
siempre lo llevaron a escena en la estética y uso de su propia época como atestiguan los registros; o les que
creen lo mismo sobre una infundada “elevación” y pureza del teatro clásico y hablan como en España sea cual fuere la nacionalidad del dramaturgue?. Entonces,
¿qué es lo que quieren conservar insistiendo en las reconstrucciones
de época de aquelles compositores o dramaturgues, cuando le pasan por encima a sus ideas de
adaptar los argumentos a su propia época?; ¿qué pureza y elevación intelectual
representa actuar los clásicos en el idioma del querido rey, ratificando con
ello una sumisión colonial y una diferencia social y pensante aberrantes? ¿Qué es lo que no entienden estar preservando?
¿Por qué eses compositores o dramaturgues podían contemporaneizar su obra y nosotres no? ... Evidentemente, la cuestión no es
artística sino política e ideológica.
Ópera
Estatal de Viena, inaugurada en mayo de 1869 con el estreno de Don Giovanni de
Mozart. https://www.wiener-staatsoper.at/
En el siglo XX, una denominada vanguardia
internacional contra las viejas posturas nacionalistas del siglo XIX, tomó como
inspiración al arte clasificado como primitivo por sus antecesores aunque más
por simple oposición y también por moda
que por propio convencimiento. Detrás de este movimiento, estaba la modernidad
hegemónica que declaraba su concepto como universal, pero no por ello menos
colonial. Ahora, en el siglo XXI, el arte aspira a una contemporaneidad global,
sin fronteras y sin historia. El arte contemporáneo existe justamente en
contraposición al arte moderno porque no sólo es diferente de éste en temática
y estética, sino porque se opone a la idea de arte con la que Europa musealizó
las épocas coloniales, museos donde muchos de los derechos de propiedad y
herencia de las obras que se exponen, aún hoy están en discusión. Es más, el
arte que ha sido creado en los últimos 60 años, ni siquiera está bien
representado en los museos y teatros justamente porque la idea de museo o teatro ya no lo representa ni
contiene, independientemente que les “albaceas” de lo tradicional tampoco quieran
ver nada contemporáneo en “sus” espacios. Cuando Heiner Goebbels* puso en
escena la obra “Die Materie” del compositor Louis
Andriessen* en la Sala Alberto Ginastera* del Teatro Argentino de La Plata, tuvo
muy poca convocatoria y muches atribuyeron la causa argumentando que la sala lírica no es para “eso”
(una obra maravillosa que estrenó a sala llena y con
enorme éxito en una sala lírica en Alemania), que siendo “tan” contemporánea, dijeron, hubiese debido tener lugar en el
TACEC*,… he aquí un ejemplo que representa otro gran problema a tener en cuenta
y que reafirma para qué fueron construídos esos espacios, como la intensión obtusa de “les
albaceas” (“a guardar, a guardar, cada cosa en su lugar”, me decían en el jardín
de infantes…). Obviamente no sería inteligente ni correcto “talibanear” la fantástica
arquitectura que atesoramos, pero sí deberíamos reflexionar sobre su
implicancia ya que las políticas culturales y la educación como primer peldaño
en la larga escalera que estamos obligades a ascender durante nuestra formación
sólo cumplen la función de educarnos y adiestrarnos para el sostenimiento en el
tiempo de esta herencia remota, algo que naturalmente influye en la creación
porque lo hace fundamentalmente en el pensamiento. Por otra parte, la mano de
ciertos funcionarios ineptos para el área y deseosos de rédito inmediato siempre coopera empeorando la posición. A principios de 1601, el Conde de Essex, según la
historia un desplazado, desmedidamente ambicioso y por lo tanto corrupto, pidió a William
Shakespeare ser parte del negocio de su compañía de teatro que desde la
inauguración del Globe Theatre / Teatro Mundo* (no Globo), atraía enorme cantidad de público
no sólo londinense y para eso, puso como condición que por una única vez representaran “Ricardo II”, actuando
la escena que por considerarla violenta y peligrosa el censor de la época había
prohibido imprimir ( cuando Ricardo y su primo se disputan la corona) y que esa
función debía tener lugar exactamente el sábado 7 de febrero y no otro día. El
por qué se supo el domingo 8, cuando el Conde, creyendo que luego de
la representación podría contar con suficiente comprensión popular y sabiendo
que les súbditos ya no creían ni apoyaban a la Reina Isabel, intentó
arrebatarle la corona. Como sabemos, la gente no lo siguió, el plan fracasó y fue decapitado. Por órden
de Isabel, todes les actores fueron interrogades para averiguar sobre su posible
complicidad y el registro de esos interrogatorios está hoy en el Archivo Nacional
de Londres. Todes declararon haber aceptado poner en escena la obra porque el Conde
les pagó 14 chelines más de lo que normalmente era convenido y fueron
liberades de culpa y cargo…
Muches creadores de teatro intentan
actualmente demostrar a su público que tienen los pies en la realidad,
ignorando la potencia de la escena de ser una realidad en sí misma. Muches que
llegan al teatro oficial desde el teatro independiente pierden allí, en los escenarios a la italiana, su fuerza original y aburguesan sus propuestas . Por lo general, algunes utilizan
pero ignoran estos espacios arquitectónicos sin descifrar su caudal, otres (por desconocer cómo hacerlo) optan por
servirlos de la manera tradicional e ilustrativa aprendida a través de docentes
y profesores que jamás trabajaron en ellos y sólo se atienen a transmitir las fórmulas estudiadas sin la menor cavilación y finalmente todes se omnubilan por el despliegue de técnica
a disposición, exagerando su aporte artístico y su necesidad. Hablan de los medios, las redes, la historia nacional,
el racismo, el capitalismo, la dictadura, el feminismo, la violencia, el
género, los peligros cibernéticos, los ambientales, en fin, pero todo con mucha tintura
de moda. Miro todo eso y me pregunto: ¿es posible que el teatro haya perdido
totalmente su independencia? La política estatal exige que el teatro sea estrepitoso
al tiempo que socialmente moderado y
confortable (ningún funcionario quiere escándalos), y la crítica exige que el teatro sea crítico y
contemporáneo sin dejar de ser bastante clásico para deleite de les “albaceas”,
resultando un teatro nerd en el que se
reproduce el consenso de lo que los medios y los discursos públicos perciben
como urgente, vital, real, esencial y naturalmente “revolucionario”...Un teatro en el que uno nunca busca,
pero siempre encuentra. Un teatro que no
produce sobras, ni excedentes. No da nada, no abre nada y ya lo sabe todo por
sí mismo. ¿Acaso el teatro no se trata de una realidad en sí misma que “se opone
a la supuesta realidad y crea la ficción de un mundo que funciona de manera diferente";
como afirma Nicolas Bourriaud*, “creando superficies de fricción estética que
se dislocan, perturban e irritan”?... En lugar de abrir posibilidades de
conexión y reflexión en un presente altamente complejo, pareciera que se trata
principalmente de prevenir posibles malentendidos, de hacer todo “correcto” y
ganar los 14 chelines extra.
“Die
Materie”, Peter Rundel-Heiner Goebbels-Klaus Grünberg. Ruhrtriennale 2014
TACEC*,
Teatro Argentino Centro de Experimentación y Creación, creado por el
compositor Martín Bauer en 2009 en el Teatro Argentino de La Plata durante la gestión Iglesias/Lombardero.
William
Shakespeare* (1564-1616), dramaturgo, poeta y actor inglés.
Globe
Theatre /Teatro Mundo*, Globe
Theatre es el nombre del teatro isabelino en la orilla sur del Támesis en
Londres, que ocupa un lugar importante en la historia del teatro gracias a las
representaciones de las obras de William Shakespeare. Fue construido en 1599 y
en el siglo XX,reconstruido en el lugar original. “El mundo entero es un
escenario y todos los hombres y mujeres son meros actores, aparecen y desaparecen”. Cita de "Como gusten"W.
Shakespeare, que estaba a la entrada del Globe Theatre.
Heiner
Goebbels *(1952) es compositor, director de música y de escena alemán. https://www.heinergoebbels.com/
Louis
Andriessen *( 1939), es un compositor
neerlandés de música. http://louisandriessen.blogspot.com/
Alberto
Evaristo Ginastera* (1916- 1983) fue un compositor argentino.
Nicolas
Bourriaud *( 1965) es curador, historiador y crítico de arte, especializado en
arte contemporáneo. https://www.galerienicolasbourriaud.com/