martes, 18 de febrero de 2020

"EL MUNDO ENTERO ES UN ESCENARIO..." William Shakespeare


El teatro estatal está en crisis, pero no  únicamente por la situación de nuestro país ni el vaciamiento de los últimos cuatro años; la gigantezca disminución de la financiación pública de los teatros oficiales no es propia del panorama  nacional sino una tendencia mundial  y no puede considerarse una casualidad. Enormes recortes presupuestarios y cierres de salas en varios países  indican que para los gobiernos, la escena ha dejado de cumplir una función importante, un tema muy extenso y complejo (más con nuestra nepótica idiosincracia) a lo que no me voy a referir por el momento. Pese a subsistir con este viento en contra, la escena además no puede competir con museos, cines o recitales y menos que menos con videojuegos y demás. Tampoco debiera hacerlo. 
Arrastramos el viento en contra desde larga data, en realidad, todo se origina en una construcción político-ideológica del siglo XlX y somos educades y adiestrades tanto política, institucional como mediáticamente para continuar sosteniendo ese sistema de doscientos años de antigûedad. 
El siglo XIX,  fue en Europa una época de museos nacionales y de arte nacional e histórico, de majestuosas salas de ópera, ballet y conciertos convirtiendo al arte en un muestrario de supremacía política, intelectual y cultural por sobre el resto del mundo y en un evento social de las clases pudientes y dominantes. Copiamos su arquitectura, imitamos su elite y seguimos el rito, imperturbables, con todo lo que eso implica política e ideológicamente sin atender la mera contradicción. ¿Quién no tiene amigues o conoce a alguien que adore ver salones de castillos pintados con realismo escénico , lindos vestuarios, candelabros de cartapesta o que se viste de gala para ir a un estreno, o que se pone frac o smoking para deambular entre corcheas o que se deleita con el tuteo en los clásicos?  No tengo nada en contra de los gustos personales de nadie, tampoco tengo algo frente al uso de técnicas escénicas tradicionales si eso suma al contenido dramático de la propuesta, pero sí tengo una postura ideológica respecto de esto y de les “albaceas” que están convencides de respetar y hacer respetar fielmente la supuesta voluntad de compositores y dramaturgues, muches de les cuales fueron prohibides en su momento; o sus obras debieron esperar años para poder ser estrenadas sin escandalizar demasiado  y muches también, no importándoles dónde situaban el argumento (Grecia antigua, Egipto a.C., Turquía, etc. ), siempre lo llevaron a escena en la estética y uso de su propia época como atestiguan los registros; o les que creen lo mismo sobre una infundada “elevación” y pureza del teatro clásico y hablan como en España sea cual fuere la nacionalidad del dramaturgue?. Entonces, ¿qué es lo que quieren conservar insistiendo en las reconstrucciones de época de aquelles compositores o dramaturgues, cuando le pasan por encima a sus ideas de adaptar los argumentos a su propia época?; ¿qué pureza y elevación intelectual representa actuar los clásicos en el idioma del querido rey, ratificando con ello una sumisión colonial y una diferencia social y pensante aberrantes?  ¿Qué es lo que no entienden estar preservando? ¿Por qué eses compositores o dramaturgues podían contemporaneizar su obra y nosotres no? ... Evidentemente, la cuestión no es artística sino política e ideológica.


Ópera Estatal de Viena, inaugurada en mayo de 1869 con el estreno de Don Giovanni de Mozart. https://www.wiener-staatsoper.at/


En el siglo XX, una denominada vanguardia internacional contra las viejas posturas      nacionalistas del siglo XIX, tomó como inspiración al arte clasificado como primitivo por sus antecesores aunque más por  simple oposición y también por moda que por propio convencimiento. Detrás de este movimiento, estaba la modernidad hegemónica que declaraba su concepto como universal, pero no por ello menos colonial. Ahora, en el siglo XXI, el arte aspira a una contemporaneidad global, sin fronteras y sin historia. El arte contemporáneo existe justamente en contraposición al arte moderno porque no sólo es diferente de éste en temática y estética, sino porque se opone a la idea de arte con la que Europa musealizó las épocas coloniales, museos donde muchos de los derechos de propiedad y herencia de las obras que se exponen, aún hoy están en discusión. Es más, el arte que ha sido creado en los últimos 60 años, ni siquiera está bien representado en los museos y teatros justamente porque la  idea de museo o teatro ya no lo representa ni contiene, independientemente que les “albaceas” de lo tradicional tampoco quieran ver nada contemporáneo en “sus” espacios. Cuando Heiner Goebbels* puso en escena la obra “Die Materie” del compositor Louis Andriessen* en la Sala Alberto Ginastera* del Teatro Argentino de La Plata, tuvo muy poca convocatoria y muches atribuyeron la causa  argumentando que la sala lírica no es para “eso” (una obra maravillosa que estrenó a sala llena y con enorme éxito en una sala lírica en Alemania), que siendo “tan” contemporánea, dijeron, hubiese debido tener lugar en el TACEC*,… he aquí un ejemplo que representa otro gran problema a tener en cuenta y que reafirma para qué fueron construídos esos espacios, como la intensión obtusa de “les albaceas” (“a guardar, a guardar, cada cosa en su lugar”, me decían en el jardín de infantes…). Obviamente no sería inteligente ni correcto “talibanear” la fantástica arquitectura que atesoramos, pero sí deberíamos reflexionar sobre su implicancia ya que las políticas culturales y la educación como primer peldaño en la larga escalera que estamos obligades a ascender durante nuestra formación sólo cumplen la función de educarnos y adiestrarnos para el sostenimiento en el tiempo de esta herencia remota, algo que naturalmente influye en la creación porque lo hace fundamentalmente en el pensamiento. Por otra parte, la mano de ciertos funcionarios ineptos para el área y deseosos de rédito inmediato siempre coopera empeorando la posición. A principios de 1601, el Conde de Essex, según la historia un desplazado, desmedidamente ambicioso y por lo tanto corrupto, pidió a William Shakespeare ser parte del negocio de su compañía de teatro que desde la inauguración del Globe Theatre / Teatro Mundo* (no Globo), atraía enorme cantidad de público no sólo londinense y para eso, puso como condición que  por una única vez representaran “Ricardo II”, actuando la escena que por considerarla violenta y peligrosa el censor de la época había prohibido imprimir ( cuando Ricardo y su primo se disputan la corona) y que esa función debía tener lugar exactamente el sábado 7 de febrero y no otro día. El por qué se supo el domingo 8, cuando el Conde, creyendo que luego de la representación podría contar con suficiente comprensión popular y sabiendo que les súbditos ya no creían ni apoyaban a la Reina Isabel, intentó arrebatarle la corona. Como sabemos, la gente no lo siguió, el plan fracasó y fue decapitado. Por órden de Isabel, todes les actores fueron interrogades para averiguar sobre su posible complicidad y el registro de esos interrogatorios está hoy en el Archivo Nacional de Londres. Todes declararon haber aceptado poner en escena la obra porque el Conde les pagó 14 chelines más de lo que normalmente era convenido y fueron liberades de culpa y cargo…
 Muches creadores de teatro intentan actualmente demostrar a su público que tienen los pies en la realidad, ignorando la potencia de la escena de ser una realidad en sí misma. Muches que llegan al teatro oficial desde el teatro independiente pierden allí, en los escenarios a la italiana, su fuerza original y aburguesan sus propuestas . Por lo general, algunes utilizan pero ignoran estos espacios arquitectónicos sin descifrar su caudal, otres  (por desconocer cómo hacerlo) optan por servirlos de la manera tradicional e ilustrativa aprendida a través de docentes y profesores que jamás trabajaron en ellos y sólo se atienen a transmitir las fórmulas estudiadas sin la menor cavilación y finalmente todes se omnubilan por el despliegue de técnica a disposición, exagerando su aporte artístico y su necesidad. Hablan de los medios, las redes, la historia nacional, el racismo, el capitalismo, la dictadura, el feminismo, la violencia, el género, los peligros cibernéticos, los ambientales, en fin, pero todo con mucha tintura de moda. Miro todo eso y me pregunto: ¿es posible que el teatro haya perdido totalmente su independencia? La política estatal exige que el teatro sea estrepitoso al tiempo que socialmente  moderado y confortable (ningún funcionario quiere escándalos),  y la crítica exige que el teatro sea crítico y contemporáneo sin dejar de ser bastante clásico para deleite de les “albaceas”,  resultando un teatro nerd en el que se reproduce el consenso de lo que los medios y los discursos públicos perciben como urgente, vital, real, esencial y naturalmente “revolucionario”...Un teatro en el que uno nunca busca, pero siempre  encuentra. Un teatro que no produce sobras, ni excedentes. No da nada, no abre nada y ya lo sabe todo por sí mismo. ¿Acaso el teatro no se trata de una realidad en sí misma que “se opone a la supuesta realidad y crea la ficción de un mundo que funciona de manera diferente"; como afirma Nicolas Bourriaud*, “creando superficies de fricción estética que se dislocan, perturban e irritan”?... En lugar de abrir posibilidades de conexión y reflexión en un presente altamente complejo, pareciera que se trata principalmente de prevenir posibles malentendidos, de hacer todo “correcto” y ganar los 14 chelines extra.


“Die Materie”, Peter Rundel-Heiner Goebbels-Klaus Grünberg. Ruhrtriennale 2014




TACEC*, Teatro Argentino Centro de Experimentación y Creación, creado por el compositor Martín Bauer en 2009 en el Teatro Argentino de La Plata durante la gestión Iglesias/Lombardero.

William Shakespeare*  (1564-1616), dramaturgo, poeta y actor inglés.
Globe Theatre /Teatro Mundo*, Globe Theatre es el nombre del teatro isabelino en la orilla sur del Támesis en Londres, que ocupa un lugar importante en la historia del teatro gracias a las representaciones de las obras de William Shakespeare. Fue construido en 1599 y en el siglo XX,reconstruido en el lugar original. “El mundo entero es un escenario y todos los hombres y mujeres son meros actores, aparecen y desaparecen”. Cita de "Como gusten"W. Shakespeare, que estaba a la entrada del Globe Theatre.
Heiner Goebbels *(1952) es compositor, director de música y de escena alemán. https://www.heinergoebbels.com/
Louis Andriessen *( 1939),  es un compositor neerlandés de música. http://louisandriessen.blogspot.com/
Alberto Evaristo Ginastera* (1916- 1983) fue un compositor argentino.
Nicolas Bourriaud *( 1965) es curador, historiador y crítico de arte, especializado en arte contemporáneo. https://www.galerienicolasbourriaud.com/